Impuestos y su incidencia en la actividad agropecuaria. Libro"Los impuestos del campo, en criollo".
¿Es realmente tan elevada la presión tributaria al campo? ¿Cuánto pagael agro en relación a otras actividades de la economía argentina?
Publicado el 30/04/2015 en EconomíaPor Primicias Rurales.
HACE MÁS DE 10 años que la actividad agropecuaria viene sufriendo unincremento en la presión fiscal. Los productores se encuentran en medio deun fuego cruzado entre las exigencias tributarias a nivel nacional, provincial yIngresos Brutos, Impuestos a las Ganancias (IG), a la Herencia, a los Débitosy Créditos bancarios junto a los Inmobiliarios y municipales son algunos delos tributos que inciden fuertemente en las empresas agropecuarias.Para el reconocido contador Santiago Saenz Valiente “la pesada cargaproviene de incrementos en impuestos, regímenes de retención que exigenadelantos desvinculados de la real riqueza de las operaciones y distorsionesen la medición de la renta que elevan la tasa efectiva hasta transformarla enconfiscatoria”.Para Saenz Valiente “al productor le sacan un 82% arriba de la renta, FADAtiene un calculo que en agricultura es el 88%. El productor agropecuario dehace 10 años no es el mismo de hoy, está obligado a transformarse enempresario, tiene que tomar decisiones en el ámbito no solo agronómico sinotributario, “porque las consecuencias de una mala estrategia de su asesor sinintervención de él pueden ser catastróficas”. Y agregó: “Debe saber por qué ycuáles son los impuestos para poder planificar y tomar decisiones”.El Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y latinoamericana (Ieral)realizó en el 2012 un estudio donde el agro, en la Pampa Húmeda, tiene unapresión fiscal de más de cuatro veces el promedio que el resto de la economía argentina. Esta comparación fue efectuada en 28 millones de hectáreas concultivos de trigo, maíz, girasol y soja, que representaron 87 millones de“El sector se encuentra afectado por un régimen que grava principalmente losingresos y no el resultado, lo que genera el incumplimiento de los principiostributarios, que intentan, justamente, generar la menor distorsión posiblesobre la actividad”, puntualizó Saenz Valiente.A modo de ejemplo en una explotación del sur de Santa Fe en el partido deGeneral López en la campaña 14/15, con el actual contexto de caída deprecios de los granos, la presión fiscal se ubica en 82%, siendo los Derechosde Exportación (DEX) el principal componente.Otra manera de analizar estos resultados es cuantificar la presencia del Estadoen términos de los costos de producción. En relación a la facturación de estaempresa agrícola de Sur de Santa Fe, los tributos representaron el 47%,superando lo que el productor debe invertir en insumos y los costoscomerciales. La alta carga tributaria, que implicó en esta empresa que trabaje298 días por año para el Estado.En el caso analizado, impuestos nacionales representan el 95% de laserogaciones. Las provincias y municipios solo participan en un 5% del totalde la recaudación impositiva. Un estudio de IARAF (2010) sobre 100municipios detectó la existencia de 134 tasas diferentes, evidenciando lacomplejidad que tienen los municipios para financiarse y creando ciertasuperposición.Según el especialista en materia tributaria la presión fiscal en la actualidad“es el día y la noche comparando hace 10 años. No había tantos efectosdistorsivos como hay hoy por la inflación en primer lugar, y el fuertecontrol”. Además, “hubo cambios objetivos en el IVA, se desdoblaron lasalícuotas para el productor, los Ingresos Brutos subieron exponencialmente, yse sumo la operatoria del Registro Fiscal de Operación de Granos”.PRESIÓN FISCAL AL AGROPara entregar herramientas al productor los profesionales Santiago SáenzValiente, Hugo Rossi, Lucio González Bonorino y Gabriel Larrabe realizaronun trabajo que se plasmó en el libro “Los impuestos del campo, en criollo”con el fin de que el empresario del campo pueda entender e interactuar consus asesores contables y legales para la toma de decisiones.Entre los inconvenientes para el productor se encuentra que en el Impuesto alas Ganancias no se permiten los ajustes por inflación. Y con el Impuesto alValor Agregado (IVA) “el sector vende a un 10,5% del IVA y comprar a 21.Esto genera un crédito que lo tiene el Estado”, explicó Rossi.La Afip demora, en promedio, más de un año en devolver el IVA retenido “ypara terminar cobrándolo hay que reclamar con un pronto despacho o hastaun amparo”, reflexiona el especialista en Derecho.El desbalance de alícuotas resulta particularmente perjudicial para los cultivosque requieren más inversión, afectando los incentivos de una rotaciónequilibrada con cereales como trigo y maíz.En dicho estudio consideraron que otros factores que también tienen unimpacto en la empresa son las obligaciones provisionales.“Son las obligaciones formales que hay que comunicar al fisco desde lacapacidad productiva hasta el destino de las tierras rurales. Donde la falta deincumplimiento de la información implica una sanción y la tareaadministrativa”, sostuvo Saenz Valiente.Para tener estos controles existentes reclama cada vez con más frecuencia delos propios productores, la actuación como agentes de retención, percepción ode información, obligándolos a la presentación permanente de datos. “Sevolvieron agentes de la afip. Hay un control estricto de contratos”, aclaró“Al peso de los impuestos y los requisitos formales, se suman los trámitesburocráticos que hay que cumplir cada vez que se quiere operar. Se debelidiar con cartas de porte, formularios especiales para liquidar ventas, elCódigo de Operación de Transporte y el Código de Trazabilidad”, expresóGonzález Bonorino.Si se omiten datos o éstos no se corresponden con la realidad económica, sesanciona a los productores con restricciones en el expendio de cartas de portey en la obtención del Código de Trazabilidad, trabando el registro de loscontratos para concretar la comercialización de su producción y consuspensiones en el registro de granos.El contador González Bonorino indicó que “es claro que debe sustituirse elRFOG por un régimen de control de operaciones de granos cuya únicafinalidad sea prevenir la realización de operaciones ilícitas y evitar transgredirlos principios que rigen la tributación”.“Como se puede ver, los impuestos que afectan al agro son un entramadocomplejo, que genera una elevada inseguridad jurídica y golpea fuertementela rentabilidad del agro, desalentando la actividad”, puntualizó el contador yprofesor en la UCA Larrabe.LOS IMPUESTOS A LA PRODUCCIÓNLos Derechos de Exportación (DEX) quecomúnmente, y en formaequivocada, llamamos “Retenciones”sonimpuestos a los ingresos, y portanto omiten contemplar los costos de producción, comercialización yadministración. Además, producen un efecto de reducción de bases deimpuestos como IVA y Ganancias que son esencialmente coparticipables conlas provincias.El abogado y productor Rossi consideró que las retenciones no colaboraron“para bajar el precio de los alimentos. La soja no se consume en la Argentinay en los que si termina como alimentos como maíz, trigo o carne es difícilsaber cuánto menos vale por ejemplo el pan por el 23 por ciento de retenciónal trigo. De echo el pan aumentó”. Y comentó: “Tampoco respetan elesquema de costos, en cambio lo hace el IG que si el productor tuvoquebranto o perdidas no paga ese año”.Otra factor a tener en cuenta es que las retenciones no son coparticipables lascobra el Gobierno Nacional y no las distribuye a las provincias.Los especialistas consideraron que teniendo en cuenta la estructura de costosfijos y variables que caracteriza a la producción de granos, los DEX se tornanparticularmente nocivos para las actuales zonas en desarrollo, que presentanmayores costos de producción por tonelada por menores rindes y mayoresdistancias a los puertos.